La inteligencia artificial (IA) nos sorprende siempre. Muchos piensan que estamos en el comienzo del fin. Algunos dicen que ya se acerca el apocalipsis. Quizás las películas de hollywood han contruibido a lo que la humanidad piensa sobre la IA. ¿Alguién nos está ayudando a tener una relación más positiva con esta innovación que se ha convertido en una tendencia? Parece que Sam Altman, CEO de OpenAI, centro de investigación y empresa que creó el ya famoso ChatGPT, no ayuda mucho a nuestra tranquilidad mental. En el famoso Foro Económico Mundial celebrado en Davos, Suiza, el Sr. Altman afirmó: “creo que no tener precaución, no sentir la gravedad de lo que está en juego, sería muy malo. Por eso me gusta que la gente esté nerviosa. Nosotros también lo estamos, pero creemos que podemos superarlo”. Eso quiere decir que le gusta la intranquilidad suscitada en relación a las maravillas que se están produciendo en el mundo de las tecnologías.
Las lecciones que debemos aprender, de la afirmación de este líder tecnológico. es que las innovaciones producidas por los seres humanos tienen el poder de cambiar radicalmente la vida de las personas. La realidad es que estos cambios pueden signifcar cosas que consideramos malas, como por ejemplo la eliminación de puestos de trabajo y la irrelevancia de la intervención humana en los procesos administrativos. Sin embargo, también supone el inicio de un mundo de oportunidades para el desarrollo humano integral desde las comodidades que la tecnología puede proveernos.
Al final, también el Sr. Altman está de acuerdo, porque consideró que la única manera de tomar un camino positivo es “poner la tecnología en manos de la gente, dejar que la sociedad y la tecnología evolucionen de la mano, paso a paso, con una retroalimentación muy ajustada”. Eso quiere decir que debemos procurar que la tecnología tenga rostro humano, que esté al servicio de la gente.