El laboratorio de investigación de Google, llamado Google Research presentó el año pasado la tencología Pathways, que consiste en una nueva arquitectura de IA que imita el desarrollo del cerebro humano y permite un aprendizaje más eficiente. Esto es un claro ejemplo de los esfuerzos que se ha hecho en los últimos años para desarrollar una plena inteligencia artificial (IA). Con esto quiero decir, que no es solo generar de manera automática texto, audio y video. Lo que se pretende es imitar la inteligencia humana hasta lograr que las máquinas sean más inteligentes que nosotros.
En este esfuerzo están diversos centros de investigación, universidades y compañías tecnológicas del mundo entetro. De hecho, algunos llegan a profetizar que para el 2030, las máquinas serán más inteligentes que nosotros, como lo afirrma un estudio del centro de seguridad cibernética de la Universidad de Oxford, titulado: “The Malicious Use of Artificial Intelligence: Forecasting, Prevention, and Mitigation”. Aún recuerdo el primer libro que leía sobre el tema, del autor llamado Ray Kurzweil, titulado “Singularity”, donde afirma que en el 2045 la IA podría alcanzar la inteligencia a nivel humano. Todo esto me hace pensar que, ¿cuáles son los beneficios que la humanidad tendrá al crear máquinas que nos superen en inteligencia? ¿es esto posible?
En primer lugar, pienso que lo primero es avanzar el la concepción y entendimiento que tenemos sobre qué es ser humano. Una de las caractarísticas que nos hace persona humana es que poseemos conciencia, podemos experimentar emociones y tenemos la capacidad de crear desde cero nuevas realidades técnicas y tecnológicas. ¿Podrán las máquinas pensar, sentir y crear como los seres humanos? Yo pienso que no. Lo máximo que tendremos son tecnologías que imitan o emulan el comportamiento humano con gran exactitud, porque obedecen las instrucciones que son suministradas por medio de algoritmos informáticos creados por los expertos en el área.
Dice el empresario tecnológico, Elon Musk, que: “La IA es potencialmente más peligrosa que las armas nucleares.” Personalmente pienso que toda herramienta creada por la especie humana tiene el potencial de convertirse en instrumento al servicio del bien o al servicio del mal. Somos nosotros, con una conciencia bien formada y una voluntad de hacer lo correcto, lo que debemos darle un propósito noble a nuestras creaciones. Es nuestro compromiso, con las presentes y futuras generaciones, que estas nuevas tecnologías que podrían emular con exactitud los procesos cognitivos humanos, están al servicio del bien.
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